Se cuenta que el pianista ciego George Shearing viajaba en avión de Los Angeles a Seattle. El vuelo hacía una breve escala en San Francisco. El piloto, un gran aficionado al jazz, se acercó durante la parada a saludarlo. Cuando se ofreció a hacer algo por él cualquier cosa que estuviera en su mano, Shearing le dijo que agradecería mucho que alguien sacara a su perro guía a dar un paseo.
El propio comandante estuvo encantado de hacerlo. Se llevó al perro guía a dar una vuelta por la pista, junto al avión aparcado. Cuando el resto del pasaje vio al comandante paseando con un perro guía, la mayoría abandonó el vuelo. El avión hizo el trayecyo a Seattle prácticamente vacío.
El propio comandante estuvo encantado de hacerlo. Se llevó al perro guía a dar una vuelta por la pista, junto al avión aparcado. Cuando el resto del pasaje vio al comandante paseando con un perro guía, la mayoría abandonó el vuelo. El avión hizo el trayecyo a Seattle prácticamente vacío.
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