Una mujer, identificada sólo por su apellido, Li, decidió darle una oportunidad como conductor a su perro. Si Takuma Sato puede… Ella se justifica diciendo que su mascota “solía apoyarse contra el volante y me había visto conducir muchas veces”. Menos mal que la señora no era neurocirujano.Aunque ella manejaba los frenos y el acelerador (o precisamente por eso), no tardaron en sufrir un leve accidente, en el que, eso sí, no hubo que lamentar heridos ni daños graves.No han trascendido datos sobre las marcas de los vehículos ni de los perros.
Conociendo los gustos culinarios de los chinos supongo que el perro ya habrá pasado a formar parte del menú del día del restaurante chino (faluquito).
Comentarios