Los magistrados de un tribunal rumano que resolvía un caso de divorcio no pudieron contener la risa al conocer lo sucedido a Relu Adam, quien tenía una amante en el mismo edificio donde vivía, pero por error apareció ante su esposa, que lo creía en viaje de negocios. Relu Adam, técnico dentista en la ciudad de Focsani, en el sudeste del país, se inventó un viaje de trabajo de tres días para pasarlos con su joven amante de 18 años, que vivía tres pisos más arriba, en el mismo bloque. Adam, enviado por la amante a medianoche a sacar la basura, se equivocó al volver y, en lugar de subir al nido extraconyugal, por costumbre llamó a la puerta de su propia casa. En pijama, con un cubo de basura vacío en la mano y ante la esposa que lo creía trabajando afanosamente en Pitesti, el hombre no tuvo más remedio que reconocer el adulterio, relató ayer un periódico regional de la zona, que no aclara si el esposo infiel continúa su relación con la vecina de arriba.